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Todo lo que he venido narrando ocurrió hace ya algunos años, por lo que algunas situaciones han podido cambiar. Pues bien, hace algunos años nos hablaron de una cueva que se encuentra bajando la barranca de Pochote. Se conoce como la cueva del Borreguillo por una de las pinturas rupestres que ahí se encuentran, aunque en honor a la verdad yo diría que es un ciervo. Nos habían dicho que en esa cueva se encontraba un entierro prehispánico y que no había sido tocado.
Así es que aquel día salimos desde Boca del Monte, cruzamos por El Pochote e hicimos una travesía caminando a través de los hermosos paisajes que tiene esa barranca. Cuando llegamos al fondo y frente al río, donde inicia el acantilado encontramos los rastros de la entrada de la cueva, lo primero que llama la atención son dos figuras pintadas de blanco una que según yo es un ciervo y la otra es de un mono, tal vez mono araña.
Lo lamentable es que al ingresar al abrigo rocoso nos dimos cuenta de que el entierro había sido saqueado recientemente, tal vez el día anterior, huesos humanos, tierra removida, loza coloreada y otros objetos estaban regados por aquí y por allá. Evidencias de la historia destruídas. Cuando nosotros encontramos un lugar importante no tocamos nada y damos aviso al INAH. No dejamos basura, no grafiteamos y no saqueamos nada, la ollita que tengo en las manos en la fotografía fue devuelta a su sitio y cubierta con tierra. Al menos que algunos elementos se queden por si alguna vez se realiza una investigación. Además del ciervo y el mono hay algunas otras pinturas que despiertan interés para su estudio, son datos que nos hablan de la flora y fauna que existía en aquel momento. Independientemente del interés arqueológico del sitio también vale la pena visitar este lugar por los maravillosos paisajes que poseé y la frescura y tranquilidad que da el río que corre a un lado, sitio especial para descansar y organizar un día de campo degustando los alimentos junto al murmullo de las aguas. En la foto el MVZ Ignacio García, el biólogo Julio Arguijo y su hijo, tres amigos del Pochote que nos acompañaron y un servidor.
